¿Y el próximo lustro?
Son muchos los que se aventuran a vaticinar lo que el próximo año nos va a acontecer, cuales son las tendencias que ganarán popularidad y un sin fin de previsiones más o menos fáciles. Me voy a aventurar mucho más y me dispongo a hacerlo para el próximo lustro, 2015-2019.
31-12-2019
Suena la alarma en el Smartphone que me despierta en el momento adecuado de la fase en la que duermo. Anoche me acosté tarde probando el nuevo iEar, un aparatito que va dentro del oído y te da la información del entono, noticias, indicaciones. El frigorífico me recomienda, según mi agenda, un desayuno rico en fibra, muestra gratuita del servicio de Google Adtest. Análisis del ph de la piel y se genera el gel adecuado. Me visto y antes de salir de casa compruebo que lo llevo todo, Smartphone, Smartwatch, Smartglass y el nuevo iEar, pero no es compatible con todo lo demás.
Abro la puerta de casa y un dron me deja un bote con las 12 uvas en la puerta y se marcha. Pido un taxi y mi app me recomienda andar hasta otra calle por mi salud y porque el taxi está geolocalizado y llegaremos a la vez. Se para el taxi perfectamente alineado y se abre la puerta. Voy solo y me pregunta sobre la información que quiero obtener, consejos publicitarios, publicidad de los sitios por los que vamos pasando, ofertas de los lugares cercanos, bonos descuento, pero no me importa porque en el taxi se cargan todos los aparatos inalámbricamente.
Mis amigos ya están en el bar, veo los puntitos de colores de todos sobre el mapa, bueno, todos no, falta Raúl, y esto indica que aún le faltan 48 minutos. Seguro que si lo llamas te dice que está por el puerto de la cadena, que llega en quince minutos.
-“Pedirme una caña que estoy aquí” Enviar mensaje.
Al entrar al bar, la puerta se abre automática, jeje, me conecto a la wi-fi y el modem hace que entre en la app del bar.
-Una de bravas y 6 reclutas que esta la pago yo. Pagado.
Una hora después aparece Raúl con unas estatuillas de todos nosotros en 3D de regalo para todos y cada uno de nosotros. No se le puede reprochar nada. El año pasado nos regaló unos arbolitos de navidad con baterías de grafeno que no se apagaron hasta mayo.
Vuelvo a casa y como siempre, pillo al robot de camino a su base de carga. No sé si ha limpiado todo o que no limpia si hay alguien en casa. A limpio huele y con un cierto aroma a manzana verde. Es la última muestra que me enviaron de ambientador.
Un coche autónomo traerá a los invitados, varios drones traerán el catering, el frigorífico ha entrado en fase pre-cena nochevieja y enfría el cava a la temperatura perfecta.
Mierda, tengo que poner la mesa. Hace cincuenta años que fuimos a la luna y aún no hemos hecho nada para que las mesas se pongan solas.
Feliz 2020
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